Mes: abril 2020

El momento del sosiego para pensar y reflexionar

Confinamiento 2ª Fase

El momento del sosiego para pensar y reflexionar

Finalizada ya nuestra quinta semana de reclutamiento en casa, a la que hemos llegado envueltos en un sinfin de actividades que no nos dejaran ni un minuto libre, con la confianza de que así pasaría más rápido este tiempo de confinamiento; pero hete aquí que el tiempo de confinamiento se ha prolongado y agotados o aburridos ha llegado el momento de plantearnos ¿y ahora que hacemos? Para intentar dar respuesta a esta pregunta, Alabanza de la lentitud, libro del neurobiólogo italiano Lamberto Maffei, puede ser una lectura muy adecuada.

Alabanza de la lentitud - Alianza Editorial

Alabanza de la lentitud, Lamberto Maffei – Alianza Editorial

Hallándose en Florencia decide visitar el Salón de los Quinientos de Cosme I de Médecis (1512-1574), porque “cuando me vence la melancolía y me persiguen sin razón alguna los pensamientos tristes, busco refugio en la belleza y no hay Prozac que valga. Un museo de arte produce mas serotonina que un fármaco cualquiera”.

Descubre en los frescos del techo, obra de Giorgio Vasari, unas imágenes extrañas y sorpendentes que representan a unas tortugas que llevan sobre su caparazón una enorme vela hinchada por el viento, y una leyenda que las acompaña “festina lente (apresuraos con lentitud)”, proverbio de la época en el que la tortuga simbolizaba la lentitud y la vela hinchada por el viento, la rapidez ; que reflejaban el modo de pensar de Cosme I, piensa y reflexiona antes de actuar.

Favola della tartaruga con la vela – Muse Firenze

Su contemplación le lleva a reflexionar sobre la lentitud como una meta del pensamiento y del camino a recorrer, “caminar a mayor velocidad no equivale a conocer mejor lo que ofrece el camino”, y analizar las ventajas y desventajas de una civilización como la nuestra en la que predomina la rápidez y en la que prevalece el hacer sobre el pensar. Nos aconseja utilizar los dos métodos de proceder pero, eso sí,  cambiando el orden para que el  pensamiento preceda a la acción “pensar lento y actuar rápido”.

Antes, como ahora, predomina la rápidez y en la que prevalece el hacer sobre el pensar

Como neurobiólogo nos recuerda que nuestro cerebro posee ambos mecanismos de respuesta al medio, tanto mecanismos ancestrales y rápidos, casi automáticos y en gran medida inconscientes, con otros mas lentos, aparecidos con posterioridad y que son fruto del razonamiento.

La vida actual presidida por la inmediatez, facilitada por una comunicación fundamentalmente visual que nos lleva a respuestas casi instántaneas por medio de tweets, likes, etc, tiene sus inconvenientes dado que “ el ritmo de la vida moderna y el pensamiento rápido carecen por naturaleza de paciencia, una cualidad gracias a la cual sabemos esperar antes de juzgar y actuar, que se contrapone a esa decisión rápida que parece aterrorizada por el tiempo que se escapa”.

Este pensamiento rápido favorece el consumismo, el consmumo poco reflexivo, “porque desata una  bulimia del consumo, que se convierte en deseo y al mismo tiempo de distracción”.

Ambos pesamientos, tanto el rápido como el lento, son necesarios y al mismo tiempo complementarios; la plasticidad de nuestro cerebro nos permite modularlos y frente al consumismo que estimula el pensamiento rápido, nos aconseja cultivar la palabra, el placer de charlar, disfrutar de las artes y de las humanidades, etc, que estimulan el pensamiento lento y nos ayuden a evitar la evolución -o más bien involución- desde el Homo sapiens al Homo videns (G. Sartori, 1999) “Que a través de un homo televidens, dado el predomino de la comunicación teledirigida, lleguemos al hombre del consumismo”, el Homo consumens (G. Sartori,,2007) y (Z. Bauman. Vida de consumo, 2007).

Homo videns. La sociedad teledirigida, G. Sarrtori – Editorial Taurus

Esta dicotomía entre lo rápido (fast) y lo lento (slow) se ha evidenciado en otros terrenos como el de la alimentación, dónde hoy oímos hablar de fast food (comida rápida). “Pensamiento rápido y fast food estan unidos armónicamente, porque el primero crea a la segunda que, a su vez, es una criada fiel del primero”.

Frente al domino del modo de alimentarse que representa la fast food, surgió en el año 1986, en Italia, y de la mano de Cartlo Petrino, periodista especializado en gastronomía, el movimiento Slow Food, que reivindica un modelo de alimentación más natural y sostenible. Dicho movimiento alcanza una rápida difusión internacional presentando su manifiesto en 1989, en París durante su primera reunion Internacional.

Slow Food International

En el ámbito de la medicina también se ha producido este elogio de la lentidud. La primera vez que se utilizo el término de medicina lenta, fue también en Italia por el cardiólogo Alberto Dolara en un artículo publicado en el año 2002 en una revista de cardiología. “En la práctica clínica, la hiperactividad a menudo es innecesaria. Adoptar una estrategia de ‘medicina lenta’ puede ser más gratificante en muchas situaciones. Tal enfoque permitiría a los profesionales de la salud y, en particular, a los médicos y enfermeras, tener tiempo suficiente para evaluar ampliamente los problemas personales, familiares y sociales del paciente”.

Ese artículo fue el germen para que un grupo de profesionales socio-sanitarios, pacientes y ciudadanos en general pusieran en marcha el movimiento Slow Medicine con el objetivo de promover procesos de atención basados ​​en la escucha activa, el diálogo y el intercambio de decisiones con el paciente. Estrechamente relacionado con el movimiento SlowFood, ambos surgieron en la región italiana de Turín, no solo comparten logotipos similares, sino que cooperan en publicaciones científicas y populares.

Slow Medicina

Slow Medicine

Para el logo de Slow Medicine, se eligieron dos caracoles que representan una relación equitativa entre el profesional sanitario y el paciente, reivindicando una Medicina sobria, respetuosa y justa. Desde su inicio en Italia en el año 2011, este movimiento ha ido extendiéndose, con algunos matices diferenciales, por otros países como EEUU y Brasil; también ha establecido sinergias con otros movimientos que buscan humanizar la práctica de la medicina y la asistencia sanitaria, en mundo tan frío y tecnológico como el actual, y ese es el caso de su relación con el de la Medicina Narrativa, que propone un modelo para una práctica médica humana y efectiva, que requiere una competencia narrativa, es decir, la habilidad para reconocer, absorber, interpretar y actuar en las historias y condiciones de los demás.

Portada de la ponencia Medicina Narrativa

Promueve una mayor presencia de las Humanidades en los programas docentes de las Ciencias de la Salud, así como dar mayor voz a los pacientes para que relaten su enfermedad

El relato de su padecimiento y el contexto cultural dónde está inmerso le darán un significado singular a su patología y a la historia clínica “aséptica” y “objetiva” que escribimos los médicos.

Slow Tourism, una tendencia en el turismo mundial

Otro de los ámbitos en donde se incorporó la filosofía del pensamiento lento fue en el del turismo, empezando a cuestionar el modelo de turismo predominante, masivo, fugaz y de consumo rápido, en el que el único interés parece ser el de dejar constancia a través de fotografias y selfis de que se ha estado allí, en vez de contemplar y disfrutar del entorno en el que uno se encuentra. Ahora más que nunca será necesario cambiar de raíz ese modelo, ya que el turismo va a ser uno de los sectores mas dañados económicamente por la pandemia del COVID19. El movimiento de Slow Turismo,  lento, sostenible y respetuoso con el medioambiente, será una alternativa atractiva y necesaria.

Uno del sectores donde confluyen mas claramente estos tres modelos del movimiento Slow, es el sector Termal. Los Talasos y los Centros Termales en general, por sus orígenes y características llevan en sus genes la impronta del pensamiento lento.

A ellos acudían la gente en busca del sosiego y los cuidados necesarios para hacer frente a los infortunios de la vida diaria, o al no menos importante “cansancio vital”; buscando la hospitalidad que aportaban y que manaba del entorno natural donde se ubicaban y del modelo de atención y cuidados que se ofrecían. Pero que este pensamiento lento esté en nuestros orígenes no nos ha librado de que se haya ido debilitando en un ambiente donde predomina la rapidez y el consumismo sin freno. Como nos recuerda el autor del texto que comentamos, ese pensamiento lento hay que estimularlo y promoverlo.

Sesión de fisioterapia en agua de mar con nuestra fisio Elena Villacieros.

Esta necesidad de la lentitud y la paciencia como virtudes, será cada vez más apremiante en el escenario actual y en el  futuro próximo.

Preparémenos para cuando podamos volver a la normalidad, pero siendo conscientes de que esa normalidad será una “nueva normalidad”, que nada tendrá que ver con la vida normal que llevábamos antes de la pandemia.

Como sucede siempre, las crisis llevan consigo nuevas oportunidades; aprovechémoslas, sabiendo que seran difíciles y costosas. Nuestros centros tendrán que rediseñarse, tanto en los espacios como en los procedimientos, para cumplir unas normas higiénico-sanitarias cada vez mas exigentes; tendremos también que rediseñar los servicios a ofrecer a unos usuarios, que no seran los mismos que antes, porque aunque lo fueran, vendrán con nuevas necesidades.

Practiquemos pues el “festina lente”, pensando despacio para poder actuar deprisa, recuperando ese pensamiento lento que nos permita centrarnos en lo esencial prescindiendo de lo accesorio, recuperando nuestra esencia para reivindicarnos como excelentes Centros de Cuidados para esta “nueva normalidad”.

No hay tiempo que perder.

Salvador Ramos Rey

Director Médico.                                                                   Oia, 26 de abril de 2020

Cuidar. La importancia del cuidado en tiempo de pandemias

CUIDAR no es solo la atención y el adecuado cuidado de una persona durante una lesión o enfermedad.

Todas las personas, por nuestra propia naturaleza somos vulnerables y por lo tanto en algún momento de nuestra vida vamos a necesitar ser cuidados o cuidar a otra persona, ya sea un  familiar o amigo.

A finales del año 1996 el prestigioso centro de investigación en bioética,  Hastings Center de Nueva York, convocó  a un equipo de estudiosos internacionales, coordinado por Daniel Callahan, que tras semanas de debate llegaron a un amplio consenso en base al cual se elaboró el documento “LOS FINES DE LA MEDICINA: El establecimiento de unas prioridades nuevas”, en el que se debate y reflexiona sobre cuáles deberían ser las prioridades en la práctica de la medicina en la sociedad actual.

Establece que los fines de la medicina deben ser algo más que la curación de la enfermedad y el alargamiento de la vida, y que se ha de poner énfasis en aspectos como la paliación del sufrimiento, situando al mismo nivel el CURAR y el CUIDAR.

En el prólogo de la edición española de este documento, la experta en Bioética Victoria Camps nos recuerda:

“La medicina ha de estar motivada no por el orgullo profesional sino por el beneficio del paciente. Tiene que procurar ser fiel a sí misma y mantenerse como algo viable y sostenible., no dejarse arrastrar por un desarrollo tecnológico imparable”.

Cuidar en el ámbito sanitario, es también llevar a cabo políticas adecuadas de Salud Pública y Promoción de la Salud con el objetivo de prevenir la enfermedad y preservar la salud de las personas. Ello implica establecer prioridades y asignar recursos.

Baño de luz

Baño de Luz; 1923 .Pintor: Seijo Rubio. Sanatorio Marítimo de Oza (A Coruña)

Desgraciadamente, en el modelo sanitario predominante, centrado en la atención hospitalaria, los recursos económicos en estas otras áreas se han ido mermando a lo largo de los años, lo qué junto a la infravaloración de la Atención Primaria, han limitado la capacidad de respuesta de nuestro sistema sanitario ante una emergencia de salud pública como la que estamos viviendo.

En este escenario de crisis surge más que nunca la necesidad de CUIDAR y de extremar los cuidados, por tres razones fundamentales:

  1. Para no contagiarnos y/o enfermar.
  2. Para no contagiar a las personas más vulnerables.
  3. Para no colapsar nuestros centros sanitarios.

Paradójicamente el elemento más frágil resultó ser, el que en teoría debería ser el más potente, nuestro Sistema Sanitario.

A su cuidado tuvimos que acudir todos: en primera línea los profesionales sanitarios que atienden sin descanso a todos los afectados, en condiciones difíciles y acompañados siempre de una larga serie de otros profesionales imprescindibles para que el centro sanitario funcione;  en segundas líneas, pero no menos importantes un gran número de profesionales de todos aquellos sectores imprescindibles para cubrir las necesidades básicas de la población; y por supuesto toda la ciudadanía: las personas que cumplen las normas de confinamiento y ejercen su autocuidado, muchas ellas en condiciones precarias; las personas que se ofrecen como voluntarias para atender las múltiples necesidades que van surgiendo; y las cuidadoras no profesionales que, no solo en situación de pandemia, cuidan día a día a personas en su domicilio, y que constituyen ya una nueva clase social: el CUIDATORIADO, tal como la define la Catedrática de Sociología Mª Angeles Durán Heras en su obra “La riqueza invisible del cuidado”, clase social formada fundamentalmente por mujeres  -otra flagrante desigualdad-, que sin remuneración alguna soportan la mayor parte de lo que profesora Durán define como “Los costes invisibles de la enfermedad”.

Sorprendentemente, en esta pandemia, los más descuidados han sido nuestros mayores, los que nos cuidaron antes y que gracias a sus cuidados llegamos a ser lo que somos.

Con ellos hemos adquirimos una deuda infinita, que como sociedad nos obliga a replantearnos el modelo de atención socio-sanitaria que les estamos ofreciendo.

Eran los más frágiles, vulnerables y los más necesitados de atención.

Este año 2020 será recordado con el Año del Coranovirus, cuando en realidad era y es el Año de la Enfermería, recién establecido por la OMS para resaltar la importancia de esta profesión, ¡qué nueva paradoja nos presenta esta pandemia!

El Coranovirus, les usurpa su año de conmemoración a estas profesionales que están formando parte de esa primeara línea de atención a los afectados por el COVID-19.

Los profesionales de enfermería son los expertos y referentes en el ámbito del CUIDADO, ya que el cuidado es el centro de la actividad enfermera, pero “Sin embargo, debemos insistir que la práctica del cuidado no es una característica inherente y exclusiva de la enfermería, sino que afecta e incluye a todas las profesiones relacionadas con las ciencias de la salud y a cualquier actividad que pretenda mejorar la vida de las personas” (Ester Busquets Alibés: Ética del Cuidado en Ciencias de la Salud).

La enfermería es y seguirá siendo la referencia para promover la Cultura del Cuidado, y el modelo en el que nos debemos fijar para Cuidarnos y Cuidar a los que lo necesitan.

Después de la Pandemia del COVID-19 nada será igual y el escenario en el que nos vamos a mover en el futuro inmediato, será totalmente diferente.

Todos, tanto a nivel personal como profesional, institucional o corporativo, tenemos que prepararnos para actuar en ese nuevo escenario.

Este desafío también nos afecta como Centro de Talasoterapia. La disyuntiva para todos estará en elegir entre: RECUPERAR el tiempo perdido para volver a la “normalidad” de nuestras actividades previas a la pandemia, como si nada hubiera cambiado; o por el contrario REPENSAR y rediseñar nuestros modos de vida, nuestra visión de negocio o nuestra filosofía de Centro.

Esperemos que los efectos de la pandemia que estamos viviendo nos haga conscientes de nuestra vulnerabilidad y fragilidad, y nos aporte la luz necesaria que nos oriente hacia esta Cultura del Cuidado que nunca hemos debido de abandonar.

Amén y Aleluya.


Salvador Ramos Rey

Director Médico.                                                                            Oia, 6 de abril de 2020