TALASOTERAPIA: Tratamientos III

Os Frades, Baiona


BAÑARSE EN EL MAR


Las personas jóvenes y sanas pueden fortalecerse tomando un baño de mar en pleno invierno. Es una práctica excelente que sólo puede producir beneficios si se hace correctamente. Como exige cierta adaptación del cuerpo, lo ideal es no dejar de zambullirse ininterrumpidamente en el mar desde el verano. No es tan buena idea probar un día sin estar acostumbrado.

El baño tiene que ser muy breve (más cuanto más fría esté el agua), deben hacerse ejercicios vigorosos, con carreras y saltos, antes y después de meterse en el agua, e inmediatamente después de secarse se toma una comida.


Algunos médicos afirman que el baño a menos de 15 grados puede ser mal tolerado. El frío puede llegar a ser doloroso y en personas delicadas pueden producirse alteraciones basculares o respiratorias. En estos casos el problema es que el cuerpo no es capaz de compensar la pérdida de calor por los medios habituales.

PASEAR AL BORDE DEL MAR

Si caminar normalmente es un ejercicio excelente y completo, hacerlo dentro del agua de mar lo convierte en una actividad terapéutica indicada para todo tipo de problemas de salud.


Las personas aquejadas de reumatismo saben que moverse dolorosamente sobre la tierra se transforma en andar cómoda mente y sin dolor dentro del agua. Por tanto, las playas son inmensas piscinas de recuperación funcional de las articulaciones y los músculos.


Más que caminar a lo largo de la orilla, lo mejor para la salud de las articulaciones y el sistema venoso es caminar mar adentro y regresas a la orilla. La presión hidrostática del agua favorece el retorno venoso y combate la pesadez en las piernas, tan frecuente en verano.


Hay que adentrarse hasta que el agua llegue al pecho e incluso el cuello, caminar con el agua a esa altura y dar un saltito cada vez que llegue una ola. Se puede permanecer dentro del agua uno 10 minutos, entonces se sale y se recupera calor al sol durante por lo menos 15 minutos. Se puede repetir el paseo tres veces.

        
Al permanecer dentro del agua, la información que recibe el cerebro a través de la piel y los movimientos son variables, la percepción visual también es ondulante, todo lo cual hace que al regresar a tierra firme el sentido del equilibrio haya resultado reforzado.



ARENATERAPIA

La arena marino procede de los aporte de los ríos y de la disgregación lenta de las rocas por acción del mar o de los agentes atmosféricos. Está formada por partículas de diámetro inferior a 3 mm  y la arena en conjunto está cargada con los elementos químicos del agua de mar e incluso del aire, dada su elevada porosidad.

Arena de Nuestra Señora, en Cíes

Todo el mundo ha jugado a enterrarse en la arena pero nadie sospecha que al hacerlo se está sometiendo a un tratamiento talasoterápico. Cuando se aplica arena sobre la piel, ésta puede respirar de forma normal y se beneficia de un secado rápido porque retiene el calor del sol. La temperatura que puede alcanzar la arena como consecuencia de la incidencia de los rayos solares varía entre los 40 y los 60 grados.


La arenaterapia se utiliza en el tratamiento de las lesiones traumáticas y otras afecciones de los huesos y las articulaciones. Para su aplicación se realizan fosas en la arena de la playa de 30 cm de profundidad, dos metros de longitud y un metro de anchura. Se espera media hora a que el sol la caliente, luego se tiende uno en ella y se recubre el cuerpo con una capa de arena de 30 a 40 cm de espesor a unos 45-50 grados de temperatura.


Se permanece “enterrado” entre 10 y 20 minutos, aunque las aplicaciones pueden ser más prolongadas cuando se realizan sólo sobre una parte del cuerpo. Es muy importante que la cabeza que descubierta de arena pero protegida totalmente del sol.


Después se toma un baño de mar y luego se reposa al sol en un lugar protegido de los vientos. El baño de sol sirve para provocar la sudoración (al final del tratamiento se puede haber perdido un kilo y medio de peso debido a la pérdida de agua).


Si durante el tratamiento se presentan efectos secundarios indeseables, como fatiga, dolor de cabeza, fiebre o malestar general, hay que suspender la cura hasta que se recupere totalmente la normalidad.

Texto del libro: «Como cura el mar» de RBA Libros, S.A.

(editado por www.talasoatlantico.com)

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