Octubre Rosa: el mes del cáncer de mama

 

¿Sabías que existe un día igual o más importe que el día 19?

Octubre se tiñe de Rosa con motivo del Día del Cáncer de Mama, que se conmemora el día 19. Su símbolo es el lazo rosa, los medios de comunicación, los centros comerciales y los espacios públicos se llenan de mensajes, productos y actividades lúdicas que pretenden sensibilizarnos frente a esta enfermedad, que en nuestro país afectará este año, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, a 32.953 mujeres, y que en el año 2018 (últimos datos disponibles) fue la causa de muerte de 6.500.

En Europa según datos del Sistema europeo de información sobre el cáncer (ECIS), por sus siglas en inglés), una de cada ocho mujeres se verá afectada por cáncer de mama a lo largo de su vida.

Resaltar que la incidencia del cáncer de mama esté en constante progresión (1,5-2% anual) y que cada vez afecta a mujeres más jóvenes (el 44,5% en menores de 45 años), con el consiguiente mayor impacto en sus expectativas vitales, tanto a nivel personal como familiar y sociolaboral).

Estas cifras más que sensibilizamos con mensajes llenos de optimismo, nos deberían obligar, a que como sociedad tomemos conciencia de la necesidad de disminuir la carga de esta enfermedad. Ello se consigue mediante campañas de prevención que den a conocer los Factores de Riesgo de esta enfermedad y ponga los medios para reducir la exposición a dichos riesgos. Prevenir siempre es mejor que Curar y sin duda el color rosa debe combinarse con el color verde, tal como nos aconseja la campaña “Think Pink, Live Green“, y conmemorar también el día 15 de Octubre como el Día de la Salud de la Mama, iniciativa de Europa Donna.

Todo ello hace que debamos de plantearnos los factores de riesgo establecidos, y hasta ahora considerados como responsables del cáncer de mama. En este sentido están ganando cada vez más protagonismo otros factores de riesgo adicionales como son los medioambientales, es decir todo lo que nos rodea, entendiendo por ello no solo los estilos de vida actuales, en los que hay destacar la falta de actividad física y una alimentación inadecuada, las situaciones de estrés prolongado e intenso, los horarios irregulares que alteran el ciclo vigilia-sueño y el consumo de alcohol en edades cada vez más jóvenes,  como patrones de comportamiento dominantes.

Dentro de estos factores de riesgo medioambientales, están sin duda las numerosas sustancias químicas a los que nos vemos expuestos en nuestra vida diaria, desde etapas muy tempranas. Hoy en día ya existen pocas dudas de que la inactividad física, una alimentación inadecuada, un excesivo consumo de alcohol y la obesidad son factores de riesgo para el cáncer de mama, pero sin embargo el papel de los contaminantes químicos todavía es controvertido, a pesar de que ya está demostrado que numerosas sustancias químicas, no naturales, presentes en alimentos, envases alimentarios, productos cosméticos, etc, la mayoría de ellos – los denominados disruptores endocrinos-, provocan un efecto hormonal en un tejido tan sensible a los estímulos hormonales como es la mama.

La exposición a sustancias tóxicas, tales como Bisfenol A, Parabenos, etc, cada día más presentes en alimentos, envases, cosméticos y productos del hogar, aunque sea en pequeñas cantidades, pero mantenida durante toda la vida de una mujer, debe ser un factor de riesgo a tener en consideración, tal como recomienda la Breast Cancer Foundation, señalando dos aspectos críticos: el “efecto cóctel”, es decir la suma de efecto de distintas sustancias independiente de su cantidad y el “momento de la exposición” siendo la exposición intrauterina  y en la pubertad, dos de los momentos críticos. Hoy en día ya están surgiendo publicaciones científicas que consideran el cáncer de mama como una “enfermedad medioambiental”.

Esperemos que más pronto que tarde las campañas de lazo rosa frente al cáncer, se desprende de toda la parafernalia comercial que las rodea y que recobre el espíritu original con el nació, que era ni más ni menos la EDUCACIÓN y la PREVENCIÓN; y que fue una iniciativa personal de una mujer de los EEUU, Charlote Haley en 1991, que decidió elaborar manualmente lazos de color melocotón, que acompañados de una tarjeta con el lema “Ayúdenos a despertar a los legisladores y a los Estados Unidos usando esta cinta”, no solicitaba donativos, pretendía despertar conciencias y reclamaba una mayor atención a la prevención de la enfermedad, resistiéndose a su utilización con fines comerciales.

¿Qué podemos ofrecer desde la Medicina Termal y desde un Centro de Talasoterapia, en el ámbito de la Prevención del Cáncer de Mama ?:

Pues ni más ni menos que hacer honor a las recomendaciones que hace el Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III en su informe Técnico sobre la Utilidad de la Hidrología y los Centros Termales, que los considera espacios especialmente útiles para actividades de Educación para la Salud.

Para ello hemos puesto en marcha nuestra Escuela de Salud y Bienestar donde llevamos a cabo actividades educativas y formativas sobre Hábitos de Vida saludables y prevención frente a factores de riesgo, tanto ante el cáncer de mama, como frente a otros tumores y patologías.

Ofrecemos también un Programa de Cuidados para personas afectadas por cáncer, en el que las actividades de prevención son fundamentales, ya que no solo es importante la Prevención Primaria para prevenir la enfermedad, sino que el modificar hábitos de vida y evitar la exposición a factores de riesgo, tras el diagnóstico, es fundamental para potenciar la eficacia de los tratamientos,  reducir la presencia de efectos secundarios de los mismos, como para reducir las probabilidades de recaídas de la enfermedad.

La prevención es la mejor medicina ante cualquier enfermedad, frente al cáncer de mama también.

Salvador Ramos Rey – Oia, 15 de Octubre de 2020

Director Médico del Centro de Talasoterapia TALASO ATLÁNTICO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *